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Si, a mi también me daba miedo y me daba asco tocar mi sangre. Por eso espero que ser para ti esa persona que yo necesitaba escuchar cuando pensé en usar la copa menstrual.
Cuando comencé a tener un estilo de vida zero waste, no me imaginé que existieran alternativas para tener una menstruación más sustentable. Jamás había escuchado antes las palabras “copa menstrual”. Cuando me enteré que existía este artefacto y me imaginaba como era usarlo, se me arrugaba la piel de la cara en forma de rechazo porque solo imaginaba cosas “desagradables” como cambiarla, lavarla y volvérmela a poner.
Pedí recomendaciones a las poquitas personas que conocía en internet que la habían usado en ese momento. Yo no conocía a nadie en persona que la hubiera usado o que siquiera hubieran escuchado de su existencia. Muchas recomendaciones coincidieron en la marca “Angel Cup” que fue la que compré.
No les voy a mentir, yo ya había preparado mi propia pasta dental, shampoo, jabón lava trastes y había hecho varios cambios en mis hábitos pero me tomó más tiempo armarme de valor para realmente comprar la copa y comenzar a usarla.
Leí las instrucciones como 3 veces. Y aunque ya había usado antes tampones —con los que batallé muchas veces para lograr ponérmelos por primera vez— la copa me parecía enorme por más que la doblaba de distintas formas.
La primera vez que logré ponérmela y la primera vez que me la quité fue lo más extraño del mundo. Estar en contacto con mi propia sangre no solo me daba un poco de asco sino también miedo. La segunda y tercera vez también fueron un poco extrañas y me tomaron mucho tiempo, pero para la cuarta ya me sentía experta.
Es fácil amar la copa menstrual. Personalmente me encanta que elimina al 100% los olores. Y que puedes tenerla puesta hasta 12 horas. He bailado, nadado, corrido, hecho yoga y montado bicicleta con la copa sin manchar mi ropa.
Y últimamente me he estado preguntando mucho: ¿por qué me daba asco? ¿por qué tantas chicas se niegan a probarla? La verdad no tengo idea. Después de casi 3 años utilizando la copa, siento que en algún aspecto conecté más conmigo, con mi cuerpo, con mi sangre y la naturaleza del ciclo menstrual.
¿Por qué nos da asco nuestra sangre? ¿Por qué la censuran en los comerciales? No es un líquido azul, es roja. Como se ven en miles de películas de violencia.
Conectar un poco más con mi cuerpo y mi menstruación ha sido definitivamente la parte más bonita de usar la copa menstrual. Además del impresionante ahorro que significa dejar de comprar los desechables, la satisfacción de que estoy usando algo mejor para mi cuerpo y para el medio ambiente, es lo mejor.
Yo también fui esa persona con miedo y asco, pero te invito a perderlos. Te invito a probarla con amor y sobre todo con paciencia, porque el cambio no es fácil pero una vez que lo logras, lo amas.
Espero haber sido para ti, esa persona que yo necesitaba escuchar. Con el simple hecho de contarte mi experiencia y animarte a que no lo pienses más. No hay nada que perder y mucho por ganar.
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